Ruta del Vino de Rueda, viaje por el verdejo vallisoletano
- Esteban Pina
- 11 oct 2018
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 21 oct 2018
El río Duero es, posiblemente, el río vinícola por excelencia. Prueba de ello son los diferentes vinos de los que disfruta la provincia de Valladolid, entre los que destaca su famoso Verdejo. La Ruta del Vino de Rueda muestra la historia, el paisaje, la gastronomía y, como no, el vino, que caracterizan a Castilla y León.

La Ruta del Vino de Rueda nace en 2013 con la iniciativa de tres miembros de ACEVIN (Asociación Española de Ciudades del Vino), concretamente la Mancomunidad de Tierras de Medina, Medina del Campo y Rueda. A partir de ahí se produce el hermanamiento de 19 municipios y una mancomunidad para la promoción del enoturismo en el territorio adscrito a la Denominación de Origen Rueda. Con apenas un año, en 2014, obtiene su certificación, formando así parte del Club de Producto de Rutas del Vino de España, junto a las 27 rutas actuales.
11 siglos a través de 29 bodegas
La uva Verdejo es la gran protagonista de esta experiencia. Su origen se cree que coincide con el reinado de Alfonso VI durante el siglo XI. Tras 11 siglos de trabajo de viticultores y bodegueros, esta uva es en la actualidad reconocida a nivel internacional por sus vinos blancos frescos, vivos y con personalidad.
Las claves del carácter Rueda son la uva Verdejo, autóctona de la tierra; el clima continental y los suelos cascajosos. Todos ellos se reúnen en los amplios viñedos característicos del paisaje de la Ruta, pertenecientes a todo tipo de bodegas, desde pequeñas con una extensa tradición familiar hasta grandes grupos bodegueros con importante presencia internacional y la tecnología más avanzada.

Algo característico de la zona del Verdejo es el uso de levaduras autóctonas, pero, sobre todo, la vendimia nocturna, esto se debe al aprovechamiento de la ausencia de luz para evitar su oxidación, así como de las bajas temperaturas que permiten conservar mejor las uvas. Este proceso es cada vez más mecanizado debido a que la cepa está formada en una espaldera, permitiendo a una vendimiadora pasar por encima del viñedo recogiendo la cosecha.
Las diferentes bodegas que colaboran con la Ruta del Vino de Rueda combinan lo mejor de los métodos tradicionales con las últimas tecnologías, creando lo que se considera uno de los mejores trabajos de elaboración del vino blanco. Algo digno de mención es el comité de cinco catadores que califican depósito a depósito cada vino de Denominación de Origen Rueda que va a salir al mercado para saber si es bueno o no. Algo que hay que aclarar es que el vino es cuestión de gustos no de marcas, una marca puede mantener la calidad o el perfil de sus vinos, pero ninguna añada ni depósito son iguales, por lo que los sabores y aromas no son idénticos.
La armonía de la tradición y la tecnología
La primera bodega a la que hacer referencia se encuentra en el propio Rueda, Viore es una filial del Grupo Bodegas Riojanas, fundado en 1890, y que actualmente cuenta con presencia en Toro con la bodega Torreduero (2000) y en Rías Baixas con Veiga Naum (2004). La bodega Viore de Rueda tiene una característica indiscutible y es su olor. Lo primero que pasa por la cabeza de alguien al entrar a su interior es que los vinos que ahí se producen son, sin lugar a duda, aromáticos. El secreto de esta bodega de vinos “fáciles de beber” es su fermentación a 14 y 16 grados que fuerza al vino a sacar todo su potencial aromático.

En 2007, Medina del Campo ve como la bodega Emina abre sus puertas, gracias a la decisión de Carlos Moro de elaborar vinos blancos y espumosos. Dada su temprana edad, la bodega presenta un diseño moderno con una fachada acristalada que permite realizar las catas con un fondo paisajístico propio de la tierra, y no son solo viñedos con una gran variedad de uvas blancas sino también parte de las hectáreas de los olivos pertenecientes a la Almazara Oliduero, el edificio colindante donde se producen aceites de oliva intensos procedentes de Arbequinas o Picuales, entre otros tipos.
La siguiente parada es la bodega Campo Eliseo, ubicada en el municipio de La Seca. Con una parcela de 45 años comprada en 2013, esta bodega alcanzó las 30.000 botellas en 2017. Al contar con una producción reducida se permite vendimiar a mano, pudiendo así seleccionar los mejores racimos. El factor más característico de su vino es la búsqueda del equilibrio entre la acidez y el azúcar, lo que acaba resultando en un perfil de vino perfecto para acompañar con comidas o aperitivos. Una curiosidad de su vendimia es el corte de racimos de menor calidad para permitir al resto concentrar aún más azúcar.

Entre las bodegas que se pueden visitar, Campo Eliseo ofrece diferentes experiencias de la cata tradicional, pasando por comidas tradicionales, hasta las visitas por los viñedos en globo. Ya en el pueblo de La Seca, a 12 metros debajo de su casa, se encuentra su bodega, que algunos expertos datan del siglo XVII, donde se fermenta y se cría el Verdejo en barricas de roble francés a una temperatura natural de entre 10 y 13 grados. Esta experiencia muestra el duro trabajo que suponía vendimiar siglos atrás, ya que la bodega subterránea es el reflejo del esfuerzo del pueblo por conseguir, mediante excavaciones que duraban años, tener un lugar idóneo para refrigerar y obtener un buen vino. Los pueblos de la zona de Rueda son “pueblos huecos” ya que cada casa poseía su bodega subterránea personal.
Para los amantes de la arquitectura y la historia, su bodega es La Mejorada. En estas tierras situadas a cinco kilómetros de Olmedo solo se producen variedades tintas, que son el mejor acompañante para disfrutar de todo el potencial del lugar. Sus viñas, sus edificaciones, sus vistas al campo castellano refuerzan un estado de tranquilidad lejos de carreteras o poblaciones. A primera vista se encuentra el antiguo monasterio de monjes jerónimos del siglo XV, que contó siempre con el patrocinio de Fernando I de Aragón; su contador, Velasco Hernández Becerra, construyó la Capilla Mudéjar que le serviría de panteón familiar y que en 1931 pasaría a ser monumento nacional. El monasterio fue espacio habitual de diferentes personalidades como los Reyes Católicos, Calos V o Felipe II, e incluso Cristóbal Colón. Actualmente sus edificios y patrimonio histórico y paisajístico pertenecen al arquitecto Rafael Moneo. Su bodega se encuentra en el antiguo claustro, dividido en flancos que reflejan el orden lineal del proceso de elaboración.
Lechazo, mantecados, quesos y mucho más…
No todo en esta Ruta son vinos y bodegas. Cansados de ir de cata en cata el hambre hace presencia y estando en una tierra como Valladolid es pecado no probar los sabores que en ella se crean. La Botica de Matapozuelos es una estrella michelín que no se puede perder,
dos generaciones de cocineros concentradas en una casa de 1876 con un pequeño comedor que conserva el mueble de la antigua botica y una chimenea que aportan la intimidad y tranquilidad necesaria para una comida acogedora.

Los asadores son otro punto indispensable de la gastronomía local, El Caballero de Olmedo y Mesón Pedro son dos pruebas de ello. El lechazo o el cochinillo asado en horno de leña son los protagonistas de la carta, son sabor y tradición, una de las mejores formas de conectar con esta tierra. De la misma forma no está permitido realizar esta experiencia sin probar sus cuatro queseros artesanos. Los Quesos de Juan, en Medina del Campo, es la tienda especializada que acerca estas delicias a los curiosos mediante catas y maridajes singulares. La Giralda de Castilla ofrece el sabor dulce a esta ruta, especialmente con sus mantecados al Verdejo, aunque también encontramos pastas de yema, piñón o almendras que hay que pedir por encargo.
Castilla la Católica
La historia de Castilla tuvo su momento cumbre durante el reinado de los Reyes Católicos, prueba de ello son los numerosos documentos y edificaciones que hoy en día se siguen conservando. Tordesillas, eclipsada tras el famoso Toro de la Vega, guarda entre sus calles y muros maravillas como el museo del Tratado de Tordesillas, donde Castilla y Portugal acuerdan el reparto de América, archivo que por primera vez será expuesto en el pueblo el 7 de junio de 2019 traído desde el archivo de Indias. El museo de San Antolín atesora asombrosas piezas como la Inmaculada de Pedro de Mena.
Tordesillas alberga uno de los tesoros nacionales dignos de ver, se trata del Real Monasterio de Santa Clara, un perfecto reflejo del arte mudéjar del siglo XIV en Castilla y León, junto a ellos se encuentran los antiguos baños del Palacio, que están relacionados con los ejemplos islámicos propios de Andalucía y Levante. Otro claro ejemplo de estilo mudéjar se encuentra en Mediana del Campo, el Castillo de la Mota, la artillería de la corona por la que se quemaron sus tierras durante la Guerra de la Comunidades de 1520.

El Siglo de Oro también dejó su huella en estas tierras, la evidencia la encontramos en Olmedo, el municipio donde se desenvuelve el ‘Caballero de Olmedo’ de Lope de Vega, en el Palacio de dicho caballero se disfruta de un ingenioso resumen de la obra que llama al curioso a saber toda la trama. Olmedo es sinónimo de teatro y es que el tercer fin de semana de julio el protagonista es el ‘Olmedo Clásico’, un festival de teatro que ha acogido a artistas de la talla de Concha Velasco.




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